miércoles, 27 de febrero de 2013

14. Problemas para volar


En mi vida de grillo volador, los momentos más difíciles que he pasado son y han sido cuando no he podido volar por largos períodos, y lo más triste es que no siempre han sido impedimentos físicos... que de esos como quiera uno puede salir. Los verdaderos retos son salir de los impedimentos emocionales, esos si son un verdadera aventura.

Teniendo todo para volar, todo menos tiempo! como uno no se va a dar un espacio para hacer eso que tanto disfruta, eso que lo hace trascender en un nivel superior.. No tener tiempo es la mejor excusa, y a la misma vez, la menor! Para lo que ama uno, para los que ama, siempre existe tiempo, siempre. Nos debemos preguntar si es falta de tiempo, o miedo..

Recuerdo que, después de una gran pérdida, sentía que ya no valía la pena volar, los colores perdieron su brillo y todo se miraba tan gris. Me costó mucho entender, que justo esas perdidas son las que nos deben recordar que la mejor manera de honrar a los seres amados que ya no nos acompañan en el plano físico, es vivir con intensidad, honrar su vida con nuestro vivir pleno. La tristeza es inevitable, y al serlo, nos enfrentamos a nosotros, a reconocernos finitos, limitados, vulnerables, y que a pesar de esto, estamos llamados a trascender a lo eterno, a pasar sobre nuestras limitaciones, a encontrar como esos aspectos que nos hacen vulnerables, también nos definen, y en que si nos fijamos bien, tienen su lado ventajoso, siempre que  seamos inteligentes.

Tocar nuestras alas internas, desplegarlas, brincar contra el aire y volar no es fácil. Nunca lo es, por eso siempre vale la pena, podemos quedarnos en la apatía de la justificación, o dejar al eterno mañana nuestras decisiones, pero siempre, al fondo de nuestro ser, ese pequeño grillo volador estará con un tenue cantar, recordándonos para que fuimos hechos.

Ya aligeraste tu carga?  ven, te invito a volar..

domingo, 17 de febrero de 2013

13. Ligero de equipaje

La vida ha sido un largo viaje para mí, desde hace mucho tiempo me he dedicado a hacer del camino mi casa, y es que todos estamos siempre de viaje, en los mejores casos nos dirigimos hacia una mejor versión de nosotros mismos.
En este caminar, el peso que traigamos sobre los hombros, no evitará que lleguemos, pero si hará nuestro caminar más lento, más pesado e inclusive, menos grato.
¿Pero que tenemos que dejar? , ¿que tenemos que cargar con nosotros? Esa no es una pregunta sencilla, y más porque nos hemos hecho de tantos indispensables para caminar por la vida.
¿Qué es lo que cargas todos los días?, ¿porque lo consideras  indispensable?, ¿porque es lo que te da seguridad?  o peor tantito, ¿lo crees parte de ti?
Para viajar no necesitas maquillaje, necesitas aceptar como eres.
Para viajar no necesitas música, necesitas saber poner atención en el camino.
Para viajar no necesitas distracciones que te hagan corto el camino, necesitas saber estar contigo.
Cargamos con nuestros complejos como la guía para interpretar cómo nos ven los demás.
Cargamos con nuestros prejuicios como la guía para interpretar cómo veremos a los demás.
Llenamos nuestra mochila con nuestros logros pasados, porque pensamos que por ellos nos van a reconocer, y sin ellos, no valemos.
Llenamos nuestra mochila con nuestras relaciones pasadas, y las traemos con nosotros, no permitiendoles ser “pasadas” al todo el tiempo hacerlas “presentes”.
Tomamos las rutas que otros trazaron para nosotros, algunas veces heredamos  mapas de nuestros papás, de los caminos que ellos hubieran querido caminar o de los caminos que sus papás trazaron para ellos.
Tomamos las rutas que tratan de vendernos como “éxito” que tiene más que ver con lo material que logramos acumular, que con trascender , que para mi es el verdadero éxito.
El camino es un maestro, que necesitamos ver, escuchar, sentir.
Y si para caminar es complicado andar cargando tanto tiliche, ya no hablemos de intentar volar.

viernes, 15 de febrero de 2013

12. Abelardo y el bosque



El bosque tiene algo de magia, muchos aseguran que han visto hadas y duendes escondidos por allí, sin embargo, para un grillo, tan nutritivo como dicen algunos que somos, es un verdadero peligro.

Es un lugar húmedo y oscuro, lleno de esos animales que les encanta camuflarse y hacerse invisibles, con el único propósito de incluirte en el menú del día.

El miedo siempre ha estado presente, ese miedo a perderte dentro del bosque, ese miedo a no encontrar la salida, que más bien es miedo a lo desconocido.

El día llegó en que me tuve que enfrentar al bosque, y como siempre que enfrentamos nuestros miedos, no es por decisión propia, sino empujados por las circunstancias.

Esas circunstancias que en a veces creo, son las herramientas que utiliza la vida para que pongamos en un taco nuestros “nuncas” y nuestros “siempres” y nos los engullamos sin siquiera masticar.

Cuando me empecé a adentrar en él bosque, el frío tocó mis antenas, su inmensidad, sus árboles, sus colores, embriagaron mis emociones. Sabía que tenía que tener cuidado, pero era tal la hermosura de lo que presenciaba, que de inmediato me reclamé el no haber entrado antes a ese lugar. El peligro seguía estando, como esta al fin y al cabo en todos lados, pero ya solo el paisaje lo hacía que valiera la pena.

Primero caminado, luego empezando a brincar entre rama y rama, para después empezar a volar, como nunca había volado, sin lunas ni soles sobre mi, solo hojas verdes que cubrían el cielo.
Ese vuelo fue liberador, porque al vencer mi miedo, logré hacer lo que más me gusta, volar! y al volar encontrarme con lo que yo soy, porque así son las cosas que nos gustan, nos ayudan a entendernos, a aprender de nosotros mismos, no nos definen, pero sí como un espejo mágico nos podemos ver en un estado de plenitud.. ¡Cuánto disfruto volar! , será porque sé que no solo soy un grillo, si no soy Abelardo, el grillo volador.

sábado, 9 de febrero de 2013

11. Gabo el largarto




    Dinosaurio, viene de del griego “Deinos  Saurus” -> "lagartos terribles" y para lo que cualquier grillo como yo, eso de que están extintos sería un sueño hecho realidad.. todos los lagartos son terribles..  no importa el tamaño.. es más, me han contado historias de terror donde en algunas tiendas especializadas en mascotas venden grillos como alimento para lagartos!! Que me pongan en una tortilla y me hagan taco!!  que cosa tan horrible, espero que ninguno de mis familiares tengan esa suerte.

En mi grilluna vida he visto muchos lagartos, claro que de muy lejos, y he atestiguado como con su sangre fría y con movimientos precisos se comen cualquier insecto en un chistar y sin importar el tamaño, sexo o raza..

Pero Gabo era diferente, él era muy meticuloso en lo que se llevaba a la boca, y al ser un poco cegatón, eso me salvó la vida.

Yo venía regresando del desierto, y vi unas estrellas resplandecer, cuando me dí cuenta,  era la luz de la luna reflejada sobre los ojos de Gabo, y yo ya estaba cerca, muy cerca de él.
Gabo al principio no notó mi presencia, pero la suave brisa del desierto llevó a su olfato ese aroma de grillo, así que de inmediato alzó su cuerpo sobre una roca y me miró. Yo pensé que mis días de vuelo habían llegado a su fin.
-Grillo, ¿de que color eres,café transparentoso o verde oscuro?
-Que diferencia hay? al final grillos somos..
-Claro que hay diferencia! esos grillos transparentes que pareciera verles las vísceras! solo de pensar me da asco!
-Entonces mi suerte esta echada.. soy verde oscuro.
-Que! porque no intentas engañarme?
-Toda mi vida he intentado ser lo que soy, y estoy orgulloso de lo que he hecho de mi, como para negarme ahora.

El lagarto guardo silencio, y me volvió a mirar con unos ojos negros más negros que la noche..

- Siempre todos los grillos que me he topado me han contestado que son de los transparentes, la verdad es que no se si me mintieron o no, porque me los he comido con los ojos cerrados, para evitar sorpresas y ascos, porque tengo que comer grillos.. así es y así será! sin embargo, ante tu respuesta me he llenado de curiosidad, de esa curiosidad a la que la sociedades le tienen miedo, las preguntas y las dudas no ayudan a nadie, y son peligrosas porque nos permiten soñar que hay más en la vida, que ser lo que todos esperan de uno.

- Claro que hay más en la vida, mucho más! cuando fue la última vez que volaste? - Dije aguantando la respiración.
El lagarto se quedó primero callado, y después contestó con una voz casi temerosa.. 
- Volar? Como crees! eso es para otros, no para mí, claro que me gustaría, si te soy honesto.. Es más! ahora que lo pienso hace mucho, volé, fui libre y pude dejar que el viento me llevara... pero hoy - Sus ojos negros se humedecieron- no se si quiero volar, si quisiera  hacerlo, si me interesa, si tal vez ya no quiero hacerlo porque no tengo fuerzas..

- Lo importante - le conteste con una inusual seguridad - es que recuerdes que has volado, que recuerdes esa sensación, y que creas que puedes volverlo hacer, si me lo permites, intentaré volar lejos de aquí, cerraré mis ojos y me impulsaré.

Y así con todo el miedo a ser comido, me impuse, abrí mis alas interiores y empecé a volar, el lagarto me miró como quien mira la esperanza, y es que el mejor regalo que podemos darle a los demás es ser auténticos.

Me pregunto si me lo volveré a encontrar en mi camino, y no estoy seguro de querer, pero me siento afortunado, de poder volar otra vez...