jueves, 2 de enero de 2014

El Reto de ser Abelardo


El verdadero reto de un grillo el serlo sin importar el tiempo, el clima, las tristezas y alegrías.

El reto es entender que el camino nos lleva siempre hacia nosotros mismos, y que  lo que nos sucede, si somos inteligentes,  serán enseñanzas que nos ayudan a descubrirnos.

Las alegrías nos dan el combustible, las tristezas nos dan la profundidad, los triunfos nos dan confianza, y las derrotas nos ayudan a corregir el rumbo.

El reto es no quedarnos en las alegrías ni en las tristezas, ni en la derrota ni en el fracaso, sino poderlos dejar en el camino, sabiendo que fueron una balsa que nos ayudó a pasar el río, que en su momento fue de utilidad, pero que sí ahora los seguimos cargando, harán pesado nuestro viaje. Tenemos que sabernos liberar de esos excesos de equipaje.

El reto es sabernos vulnerables, que a veces  debemos buscar refugio para detenernos a descansar, poder reconocer cuando ya no podemos dar un paso más y ser humildes para  dejar  nos ayuden a curar nuestras  heridas, sabiendo que debemos también dejar ese refugio y seguir adelante.

El reto es saber que a veces no podemos detenernos, que tenemos que seguir  y ser fuertes, sin importar si las lágrimas nos nublan los ojos, y el dolor nos  quiere paralizar, pero por amor a los nuestros sabemos que no podemos detener, y no solo eso, sino que debemos estar bien.

El reto es mirarnos al espejo y encontrarnos con nosotros, mirándonos como nos miramos, y aceptando lo que somos.

El reto es  seguir volando, y disfrutar cada vuelo.

El reto es ser un grillo volador.

Abelardo y el Mar

Un día el destino me puso cerca de una playa, y saben lo malo de tener 6 pies? que cuando caminas por la arena caliente tienes más extremidades que se te quemen..

Para un pequeño grillo el mar es una experiencia extrema, no solo uno se tiene que cuidar de las aves que allí abundan, ni pensar en meter las patas en el agua, con tantos peces rondando, también existen crustáceos con armadura que piensan que uno es un buen botín, pero sin embargo la sensación de libertad que uno siente es impactante.

El mar es inmenso, así como los sentimientos.

Si el mar/los sentimientos se tratan de aislar, de contener de inmediato empiezan a echarse a perder,  están hechos para fluir...

Uno sabe que se acerca al mar porque llena los sentidos, te va envolviendo con su sonido, con su brisa, con su olor. Me imagino que así también es la llegada del amor, a veces como ola violenta que nos revuelve, a veces como marea en calma que nos inunda. Por eso me gusta tanto el mar, porque hace que mis emociones fluyan.

Y si me gusta el mar, el  mar de noche es mágico, porque en su negrura se sigue haciendo presente, porque aunque no lo ves, sabes que esta allí, tan lleno de vida y a la misma vez, tan peligroso... El mar es como la vida, si entras con miedo te paraliza, te detiene y puede acabar contigo, igual si entras con exceso de confianza, sin tenerle el cuidado adecuado, y así como a la vida,  al mar no se le debe tener miedo, sino respeto.